Saga "El nacimiento del Averno"_FanficII: "Descubrimientos"

Bueno, aquí presento la segunda entrega de mi saga. Lo llevo escrito desde hacía tiempo, pero la que me iba a betear se consiguió una vida y le era difícil ayudarme. De todos modos, he revisado todo como ocho veces para que me salga pasable y creo que lo logré. Cualquier error presente que se me haya pasado, agradecería que me lo hicieran saber.

Y lo lamento, pero el ritmo de la historia va a ir lento, así que el momento no esperen grandes batallas y asesinatos. Es la influencia por leer más novelas largas que fics, imagino.

Descubrimientos

Las puertas de la sala del trono se abrieron repentinamente, permitiéndole el paso a una consternada Kohana. La Diosa Esfinge levantó una mano, sentada en su trono, interrumpiendo el dialogo que había estado manteniendo con su espía Black Rose, para dirigirle una mirada inquisitiva a su guardiana Lady Drama, quien entrada detrás de la recién llegada.

—Dice que necesita hablar con usted—explicó La Implacable, impasible.

—¿De qué se trata?—inquirió Esfinge a Kohana, quien doblada sobre sí misma, recuperaba el aire tras la carrera que la había llevado hasta ahí.

—Mi Se…señora—jadeó ella, logrando una torpe reverencia—, Kimi… Kimiko-sand ha…desaparecido. Salió por la tarde a buscar unas hierbas y… no ha regresado.

La expresión de la Diosa no varió, excepto por la súbita rigidez en su mandíbula.

—¿Estás segura de eso?—cuestionó y su voz imponente pareció resonar en las paredes de piedra.

—Sí, Señora—respondió la joven con el poco aire que le quedaba—. No hay…nadie en su casa.

Esfinge, en lugar de responderle, se reclinó en su asiento de oro, bajando las cejas hasta adoptar sutilmente el semblante de seriedad que tan bien habían aprendido sus enemigos a temer. Incluso Kohana, apenas una discípula a guerrera, se estremeció involuntariamente.

—Em…—musitó, un tanto dubitativa. Tragó saliva antes de continuar—, también hallé una nota pegada en la puerta de su casa—entonces ella sacó de un bolsillo de sus ropas humildes un sobre de pergamino y se lo extendió.

Black Rose esperó a tener el asentimiento de su Señora para bajar de la tarima a tomar el mensaje y entregárselo. Esfinge abrió la misiva, estirando los delicados bordes.

No había nada especial en él y para Black Rose, a quien no le negó la vista, sabía que debía ser desconcertante ver el espacio completamente en blanco. Pero para ella, ante sus ojos, la firma que veía era lo suficientemente clara.

“The Bad Girls” estaba escrito con tinta púrpura.

Reconoció al instante sus propiedades mágicas, así que no la sorprendió en lo absoluto cuando el pergamino se incineró en sus manos, sin siquiera dejar rastros de cenizas.

“Ya era hora de que aprendieran trucos nuevos” pensó irónicamente.

Black Rose, interpretando lo sucedido, les espetó a las desconcertadas muchachas que se marcharan, asegurándole de paso a Kohana que se ocuparían del asunto de Kimiko-sand. La guardiana Lady Drama realizó una correcta reverencia ante su reina, y aguardó a que la otra la alcanzara. Era notable que ésta aún se sentía intranquila, pero no puso en tela de juicio las palabras de una guerrera veterana y se dio la vuelta.

Una vez que vio la entrada cerrada, La Sanguinaria vio a su reina levantarse de su asiento, tomando su confiable tridente, parado al lado de su apoyabrazos.

—¿Esfinge?

—Fueron The Bad Girls—dijo ella—. La mataron y esa nota contenía su firma.

Black Rose torció los labios disconforme. Recordaba vagamente a Kimiko-sand como una muchacha proveniente de los lejanos valles, hacía tan sólo dos semanas atrás. Desde el inicio la joven había dejado en claro que no le interesaban las batallas, prefiriendo ser una de las tantas aprendices de Little Red en las cocinas. Y ahora estaría muerta en algún lugar desconocido por una guerra ajena que había ignorado completamente. Este hecho no era nada nuevo y aún así juzgó que había sido injusto.

—¿Qué haremos en respuesta?—preguntó regresando a la expresión inescrutable que todo buen espía que se precia debía aprender a llevar.

—Nada—sentenció la Diosa caminando hacia la puerta que conducía a su cuarto, sin importarle que dejaba a su amiga descolocada—. La chica no les interesaba. Lo único que buscan con este agravio es provocarme y no les daré ese gusto.

Entonces la reina se retiró dándole la espalda, y evitándole la visión de pesar que pasó por su rostro.





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Al percatarse de que su amiga ya estaba saliendo del edificio, Sakura, llevando en el dedo una reluciente rubí, y Candy, con una esmeralda, se acercaron a ella curiosas.

— ¿Y bien?—inquirió la de cabellos rosados—. ¿Qué te dijeron?

—Casi nada—suspiró Kohana, luciendo desanimada—. Black Rose sólo dijo que se encargarían del asunto.

—¿Y sobre la carta?—quiso saber Candy.

—En cuanto la Diosa la vio se quemó sin más. No me dijeron qué tenía.

—Bueno, eso era de esperarse—opinó Sakura, quien, aunque no era su especialidad, conocía un poco sobre la magia y por lo tanto había presentido el hechizo en la misiva—. Les dije que era un mensaje destinado. Una vez que éste llega a quien debe no tiene otra finalidad, así que se autodestruye.

—¿Siquiera mencionaron el remitente?

—No. Pero era obvio que no era de Kimiko-sand.

—Ni de un aliado—observó Candy, quien ya había estado pensando en eso desde que descubriera que ninguna de ellas podía romper el sobre—. De otra forma no habría habido tanto esmero es disimularlo.

Sakura apretó los labios, pensativa.

—¿Creen que esté muerta?

—Sin duda—soltó Candy indiferente, ganándose una mirada reprochadora por parte de Kohana—. ¿Qué? ¿Esperas que me eche a llorar? Apenas sí la conocíamos.

—Ya lo sé, pero es de mal gusto que lo digas así—la joven aprendiz agitó la cabeza a los lados, luciendo trastornada—. ¿Quién podría haber hecho esto? Ella nunca le hizo daño a nadie, ni siquiera quería agarrar una espada por miedo a cortarse…

Los ojos jade de Sakura buscaron brevemente los negruscos de Candy, enviándole un mensaje mudo. Ésta asintió comprendiéndolo de inmediato y cuando volvió a hablar, la indiferencia en su voz ahora era forzada.

—Quizá ella tenía enemigos en el exterior, antes de venir—Kohana elevó la vista hacia su amiga, destilando incredulidad con una mueca que casi parecía penosa. Ella se encogió de hombros, controlando el ritmo de su corazón que siempre se aceleraba cuando mentía—. Sólo es una suposición.

Kohana no hizo otro gesto que cabecear ausentemente, luego se restregó los ojos. Podrían haber pasado ya meses desde su llegada al reino pero no se acostumbrada a despertar temprano para los entrenamientos.

Sakura aprovechó la desviación del tema inicial.

—Kohana, ¿por qué no vas a avisarle a Little sobre lo sucedido? Seguramente ahora estará preocupada por la desaparición de Kimiko.

La chica volvió a asentir sin mirarla.

—Nos vemos después—se despidió, caminando hacia las cocinas de la curandera del reino.

Una vez que la perdieron de vista, Candy regresó a Sakura.

—¿The Bad Girls?

—Creería que sí—la chica de pelo rosa lanzó un suspiro—. Había oído que planearían algo contra nosotros, pero no me esperaba que se metieran con los novatos.

—Ah, bueno, eso es maravilloso para mi—espetó Candy, levantando brevemente su esmeralda—. Ahora, gracias a esto, sabemos que van tras cualquier trasero Ántrico. Al menos no fue nadie importante, la verdad es que la chica era un desastre en la cocina.

Sakura sólo pudo estar de acuerdo al rememorar el sabor nada placentero del pollo casi crudo y las tostadas semejantes a carbón. Sin embargo, tampoco pudo evitar el pensamiento de lo que The Bad Girls podrían haber hecho con ella.


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En el reino de The Bad Girls, lejos de los entrenamientos que realizaban sus compañeros, Harxter se hallaba posado sobre la hierba en una pequeña colina, observando las nubes pasar ante sus ojos. El joven de vez en cuando agarraba un pedazo de tierra y lo deshacía entre sus manos, torciendo lo labios como si se masticara sus propias maldiciones. En el momento en que sus dedos se cerraron entorno a una pequeña piedra, se dio cuenta de la persona que se sentaba a su lado con cierta impaciencia.

—¿Me vas a explicar ahora qué bicho te picó o qué?—le espetó Dark Hunter, efectivamente irritado—. Has estado aquí casi todo el día y ni siquiera has comido. Hasta Kassandra preguntó por ti y, tomando en cuenta su alegría por la captura de esa Ántrica, eso es decir mucho.

Harxter se enderezó, quedando en la misma posición que su amigo, haciendo girar en sus manos la piedrita.

—Nuestro método no sirve—masculló sin girar la cabeza hacia él—. Jamás va a servir.

Dark Hunter no necesitó preguntar a qué se refería, y al exhalar el aire pareció que un poco de su enojo se evaporaba.

—Sacramento opina lo mismo y estoy de acuerdo. Pero no tenemos otra opción. Ellos nos superan en número y recursos. Un enfrentamiento frontal sería suicidio.

Harxter comenzó a tirar la piedrita en el aire, para luego dejar que ésta cayera en su palma abierta. Su expresión se había vuelto aun más abstraída que antes y daba la impresión de que en realidad ni lo oía.

—¿Y por qué tiene que haber enfrentamientos? ¿Por qué debemos buscar siempre hacer más daño? ¿Qué ganamos con eso?

Cuando la piedra aterrizó de nuevo, Harxter la cerró dentro de su mano.

—El objetivo de Bad Amber y Bad Lui no es otro que el de vengarse de Esfinge, y ella es una Diosa con cientos de servidores a sus espalda. Aunque cayera, miles de ellos acabarían con nosotros. Esta guerra ya está acabada y nuestro lado es el perdedor.

Entonces reinició su acción anterior, lanzando y atrapando la piedra. Dark Hunter siguió con la vista el corto vuelo aéreo y posteriormente la desaparición en los dedos callosos.

—¿Y qué otra cosa podríamos hacer? ¿Abandonarlo todo y dejar al Antro intacto?

En realidad, a pesar de su tono irónico, Dark contemplaba con buenos ojos esta posibilidad. Detener de una buena vez toda esa ridiculez era una perspectiva muy tentadora. Harxter había resumido muy bien sus pensamientos, no podían ganar la guerra.

—No se trata de eso—de repente, el hombre se levantó del suelo—. No podemos permitir que ellos sigan extendiéndose como una plaga, destruyendo reinos pequeños. Necesitamos otro plan—entonces, arrojó la piedra a lo lejos.

Dark Hunter vio cómo esta se perdía entre unos matorrales cercanos. Su amigo, quien no le había dirigido ni una mirada, se dio la media vuelta dispuesto a marcharse.

—¿Adónde vas?—preguntó, irguiéndose rápidamente, confundido.

—A realizar un nuevo plan. Y éste sí dará resultado.

Momentos más tarde, cuando Dark Hunter decidió que era hora de irse también, una figura salió de entre los arbustos, frotándose la cabeza y haciendo muecas de dolor por el golpe recibido.

—Maldito infeliz…—gruñó una voz femenina, librándose de las ramas a su paso. Un mechón azul quedó colgando frente a sus ojos y ella lo apartó con un soplido brusco. Mientras seguía sacándose la tierra de encima y hojas de su cabello, observó a lo lejos al sacerdote oscuro perdiéndose hacia los límites del reino.

“Mejor avisarle a los otros” pensó ella, sacando un rubí engarzado en un anillo de oro y colocándoselo en el dedo índice de la mano contraria.

Luego, simplemente, desapareció.

¡Por fin! ¡La saga continua! Me gusta la trayectoria del fic, es interesante y realista ^^

¡Y ahora que continue!

Wiiiii... vino otro fic... Candy, eres excelente, me encanto este eescrito, es coherente y realista... aparecieron las BG... bueno, esto se esta poniendo bien rico. siganle, chicas.

oh excelente Candy!!.

me encanta!!

Brillante, Candelita. Me ha encantado.

Y Blacky me ha prometido que en tres días máximo prosigue la otra saga. Tuve que sobornarla, pero la muy vaga quiere ascender en el Antro.

Ah, me ha encantado esta segunda parte, ya aparecieron las BG y la decisión final de Harx está cerca. Espero que pronto lo continúes. Y también la saga principal XD

Hay Candy, tu fic está exelente solo espero que si kimiko-sand lee esto algún día no se moleste , espero que la continuación este próxima...

Muy bueno, Candy. Es bastante diferente de la otra saga y eso está bien. Más variedad.

Síguelo prontito, sip?

Muy buena forma de enfocarlo, Candy. Diferente del estilo rápido y guerrero de la otra saga, pero tiene otro tipo de encanto. Espero que lo sigas.